Desde que en 1991 Nash Studios realizaron en Estados Unidos las primeras copias con tecnología de inyección de tinta para la reproducción de obras de arte, se planteó la necesidad de utilizar un nombre que las definiera y diferenciara del resto de impresiones digitales. Giclée, Fine Art, Hyperchromes… fueron los primeros nombres que se empezaron a utilizar y que todavía hoy en día seguimos viendo. Por otro lado, el mercado del arte empezaba a preocuparse por la garantía que ofrecía esta nueva técnica que rápidamente se extendía por todo el mundo y que se ha convertido en una referencia de calidad.
Como respuesta a esta inquietud, Epson, como lider mundial en tecnologías de inyección de tinta, registra en 2003 el sello Digigraphie®, que acota los parámetros bajo los cuales una copia digital se puede considerar obra de arte, garantizando una larga durabilidad en el tiempo, un altísimo nivel de calidad y fidelidad en la reproducción de los colores y una estabilidad en los pigmentos utilizados acordes a la demanda actual del sector del arte internacional. Todos los materiales han sido probados por laboratorios independientes para garantizar la estabilidad de las obras con el paso del tiempo.
La posibilidad de utilizar tanto papeles de algodón de altos gramajes lisos y texturizados como papeles baritados y lienzos, abren un nuevo horizonte a fotógrafos y artistas plásticos en general, que llevaban años demandando una caliad acorde a su obra. La edición tanto de obra gráfica como de facsímiles consigue una nueva dimensión, pudiendo garantizar durabilidades por encima de los 100 años.